A partir de la Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica (EDIT) del DANE, el Observatorio de Innovación Empresarial de la Universidad del Rosario identificó los sectores con mayor potencial de innovación en Colombia según su inversión en I+D relativa a las ventas. Luego, con la Clasificación Estándar de Comercio Internacional (SITC), clasificó las importaciones y exportaciones de productos de alta tecnología de esos sectores. El análisis revela que las mareas arancelarias -hoy agitadas por los recientes vaivenes de la política estadounidense-pueden afectar la competitividad de sectores estratégicos para el desarrollo tecnológico del país.
Dependencia tecnológica de importaciones: el mayor desafío para la innovación
En 2024, los sectores con mayor músculo innovador importaron cerca de 58.697 millones de dólares, el 92% del total de importaciones de todos los sectores. Dentro de esta canasta, el 16,24% corresponde a productos de alta tecnología, que son aquellos productos clave para procesos de modernización, automatización, producción limpia y transformación digital.
En el podio tecnológico local puntúan los productos informáticos, electrónicos u ópticos como teléfonos inteligentes o procesadores de datos, que representan el 55% de la alta tecnología importada. Le siguen los productos farmacéuticos o medicinales, vacunas incluidas, que representan el 19%, y los equipos de transporte como aviones que abarcan un 10%.
Figura 1. Participación de los países en el valor total de importaciones de alta tecnología.
Nota: Los porcentajes indican la participación de países en las importaciones de productos altamente tecnológicos de los sectores innovadores. El valor es medido por el precio total de la mercancía importada en el año 2024, que incluye el costo de la mercancía, el seguro y el flete (costo de transporte). Para más detalles del gráfico visita https://sites.google.com/view/obsinnovacion/inicio
Entre los proveedores de alta tecnología para Colombia, China y Estados Unidos dominan la escena. Como muestra la Figura 1, la dependencia de China es marcada, apuntalada sobre todo por las compras de bienes informáticos, electrónicos y ópticos. En este rubro, casi tres cuartas partes (72%) provienen del gigante asiático. De ahí que las dificultades comerciales o arancelarias que atraviesen al país asiático puedan traducirse en un encarecimiento de los productos tecnológicos importados, o que se reduzca su disponibilidad en el mercado colombiano.
Con esta alta dependencia importadora, el tironeo arancelario entre Estados Unidos y China —con incrementos de ida y vuelta— enciende alertas. Aunque hasta la fecha, productos avanzados como celulares y computadores han quedado al margen de la política arancelaria de Trump, la incertidumbre global suele avivar la volatilidad en los mercados, encarecer los insumos chinos y enfriar el comercio global, efectos que, en cadena, pueden golpear las exportaciones y la estabilidad económica de Colombia.
Exportaciones tecnológicas vulnerables a la turbulencia regional
En el reverso de la balanza, los sectores más innovadores de Colombia exportaron más de 26.492 millones de dólares en el 2024, 54% del total de todos los sectores. Si bien la alta tecnología aporta “solo” el 3,6% de las exportaciones de innovadores, su peso estratégico es mayor que su tamaño. Estas empresas tecnológicas abren vínculos a cadenas globales de alto valor comercial y posicionan la imagen del país en el comercio internacional.
La industria high-tech de Colombia destaca en productos para la regulación y control de sistemas complejos, que abarcan los grandes cultivos agrícolas, los celulares inteligentes y el propio cuerpo humano. Muestra de esto es que esta canasta se componga en gran medida desustancias y productos químicos como insecticidas y fungicidas, querepresenta el 57%. Le siguen productos informáticos como las Smart cards, representando el 21%, y sustancias medicinales (11%) como antibióticos y hormonas, que modulan funciones fisiológicas como la respuesta al estrés y la inflamación.
El mapa de destinos luce más diversificado que el de las importaciones. La figura 2 permite observar que, si bien Estados Unidos absorbe el 15,62% de las exportaciones de alta tecnología, Brasil (26%), México (18%), Ecuador (13%) se erigen como clientes estelares, especialmente para insecticidas, fungicidas y herbicidas.
Con Estados Unidos, el intercambio se concentra en Smart cards y aparatos de radiodifusión, como micrófonos y auriculares de última generación. Si estos productos tecnológicos se encarecieran por aranceles adicionales o medidas proteccionistas del gigante americano, Colombia cedería terreno frente a proveedores internos del mercado estadounidense o competidores de países no alcanzados por esos gravámenes. En la antesala de un entorno regional agitado, la resiliencia exportadora dependerá de diversificar riesgos sin perder el pulso innovador.
Figura 2. Participación de los países en el valor total de exportaciones de alta tecnología.
Nota: Los porcentajes indican la participación de países en las exportaciones de productos altamente tecnológicos de los sectores innovadores. El valor es medido por el precio de venta de una mercancía en el punto de embarque, incluyendo riesgos de transporte, seguro y gastos de envío. Para más detalles del gráfico visita https://sites.google.com/view/obsinnovacion/inicio
Más aún, dada la conexión con la región, un alza en los aranceles estadounidenses puede acarrear efectos indirectos adicionales. A corto plazo, la política arancelaría de Trump puede reducir las ganancias de la producción agrícola latinoamericana. Con billeteras amigas más estrechas, la demanda internacional de agroquímicos colombianos se reduciría como consecuencia de la disminución en la capacidad de compra de sus socios.
Empresas tecnológicas ante un nuevo entorno comercial incierto
Las firmas colombianas intensivas en tecnología —en especial las de producción de agroquímicos y componentes electrónicos— se mueven en un tablero global movedizo, agitado por un proteccionismo que vuelve más áspera la ruta al exterior.
La estrategia arancelaria del gobierno Trump, caracterizada por tarifas unilaterales y réplicas en espejo, podría traducirse en mayores barreras de entrada al mercado estadounidense. La amenaza es directa para aquellas empresas productoras de bienes tecnológicos como smart cards, micrófonos y auriculares, quienes perderían competitividad y margen operativo, afectando el desarrollo local promovido por sus soluciones tecnológicas exportables.
Por otro lado, si los países destino de exportaciones de empresas de insecticidas, fungicidas y herbicidas enfrentan obstáculos en su comercio agrícola, sus ganancias netas disminuirán, la demanda por insumos se reducirá y la onda expansiva termina alcanzando a la oferta tecnológica colombiana, aun cuando no sea el blanco inicial.
En este contexto, conviene planear una ruta de anticipación. La apuesta por diversificar mercados o fortalecer alianzas regionales ilumina el sendero comercial. El panorama actual favorece la exploración de fuentes alternativas de insumos tecnológicos y vuelve atractiva la inversión en el fortalecimiento de capacidades internas de I+D. Se trata de sostener la competitividad —y reducir la dependencia— blindando la cadena de valor desde adentro, sin perder el pulso innovador que conecta con el mundo.
¿Cómo responder?
Ante un entorno comercial más incierto, conviene fortalecer su resiliencia productiva y tecnológica. En primer lugar, es importante profundizar en acuerdos de integración regional, particularmente con países latinoamericanos con tratados actualmente operativos. En ese sentido, es posible aprovechar encadenamientos regionales como los vigentes en la Alianza del Pacífico, incluidos los TLC con Chile y México, o los acuerdos con MERCOSUR (Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay) a fin de avanzar en reconocimiento mutuo, reglas de salud e inocuidad, exigencias de calidad y etiquetado y facilitación logística. La consolidación de mecanismos de facilitación de comercio y homologación técnica puede abrir nuevos canales de exportación para los sectores innovadores del país.
Por otro lado, incentivar la productividad es clave. Colombia debe promover activamente la adopción de tecnologías digitales y de automatización organizacional, especialmente en sectores con potencial innovador. Esto incluye incentivar la inversión en software especializado, maquinaria inteligente, analítica de datos y plataformas de gestión. Este esfuerzo se articula con instrumentos existentes como SofisTICa (MinTIC–Colombia Productiva), que cofinancia y acompaña la implementación de soluciones digitales y el comercio electrónico para elevar productividad y sofisticar procesos, bienes y servicios. O el programa Chequeo Digital del BID, operado en Colombia a través de MinTIC, que permite a las Mipymes realizar un autodiagnóstico de su madurez digital y recibir recomendaciones personalizadas para sus inversiones. La cofinanciación, asistencia técnica y créditos blandos facilita que las pymes optimicen procesos, reduzcan costos operativos y adquieran agilidad para adaptarse ante choques externos.
Los estímulos fiscales y financieros a empresas de producción digital, biotecnológica y farmacéutica también pueden promover la visibilidad internacional de la industria de alta tecnología en Colombia. En esa dirección, la actual Política Nacional de Reindustrialización impulsa la sofisticación de la oferta e inversión productiva con enfoque sectorial, buscando mayor valor agregado y diversificación exportadora. El fortalecimiento del sistema nacional de CTI pondría los cimientos de un ecosistema promotor del desarrollo de nuevos productos y procesos exportables. A la vez, Minciencias impulsa la Bioeconomía mediante misiones y convocatorias especializadas y a través de beneficios tributarios a la I+D+i, instrumentos que abaratan la inversión en biotecnología y facilitan la maduración de proyectos con potencial exportador. El fortalecimiento del sistema nacional de CTI pone los cimientos de un ecosistema promotor del desarrollo de nuevos productos y procesos exportables.
Finalmente, invertir en el monitoreo continuo de flujos comerciales y medidas arancelarias resulta crucial para anticiparse a los riesgos comerciales, reducir la exposición a choques externos y brindar alertas tempranas. Actualmente, para alimentar estas alertas existe el Tablero COMEX de la DIAN, que permite seguir importaciones y exportaciones con cifras observadas (actualización semanal) y certificadas (mensual). En paralelo, las herramientas del MinCIT como el Sistema Integrado de Inspección Simultánea (SIIS), el banco de datos BACEX y el Comité de Asuntos Aduaneros, Arancelarios y de Comercio Exterior aportan datos operativos y avisos/actas sobre decisiones arancelarias que facilitan la gestión del riesgo y la preparación de respuestas empresariales.
Elevar la productividad, diversificar mercados y gestionar el riesgo arancelario se pintan como recetas plausibles para estabilizar márgenes y sostener el crecimiento potencial en tiempos de tensiones geoeconómicas y alta dependencia internacional. Colombia debe apostar por una política comercial inteligente, que combine diplomacia económica con visión estratégica a largo plazo.
Jhon Sebastian Villarreal D.
Investigador del Observatorio de Innovación Empresarial
