Por: Leonardo Palacios, Profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud; y Daniel Camilo Camargo, Gestor de Comunicaciones
La iniciativa nació gracias al artista estadounidense Harvey Ball, creador en 1963 del icónico Smiley, la carita amarilla feliz que con el tiempo se convirtió en el símbolo internacional del buen humor.
En 1999, Ball propuso que cada año se dedicara un día a promover la amabilidad y las emociones positivas a través de la sonrisa. Tras su fallecimiento en 2001, se creó la Harvey Ball World Smile Foundation, entidad que desde entonces lidera la conmemoración y recauda fondos para obras benéficas en diferentes partes del mundo.
Leonardo Palacios, profesor de neurología de la Escuela de Medicina y ciencias de la Salud nos cuenta más a cerca de este importante gesto que tenemos todos los seres humanos.
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Un gesto con múltiples beneficios
Más allá de lo simbólico, la sonrisa tiene efectos reales en la vida de las personas. Estudios científicos señalan que sonreír fortalece las relaciones interpersonales, mejora la empatía y la confianza, y favorece la comunicación. Además, quienes sonríen son percibidos como más atractivos, accesibles y seguros.
“A nivel fisiológico, una sonrisa activa la producción de serotonina y endorfinas, sustancias que generan sensación de bienestar y reducen el estrés. También tiene un efecto contagioso: al ver sonreír a alguien, se activan las llamadas neuronas espejo, que despiertan una respuesta similar en el observador. Pero los beneficios van aún más lejos” comenta el docente.
Según investigaciones, las personas que sonríen con frecuencia y mantienen una actitud positiva pueden vivir en promedio entre 7,5 y 10 años más que quienes se consideran infelices, gracias a una mayor longevidad y una reducción en la frecuencia de accidentes y suicidios.
Sonrisas desde antes de nacer
Uno de los datos más sorprendentes asociados a la sonrisa lo reveló un estudio del investigador Kawakami en 2012: a través de ultrasonometría tridimensional y tetradimensional, se comprobó que los fetos sonríen en el útero.
“En la investigación, realizada con 568 bebés en gestación, se registraron en promedio 51 sonrisas durante una hora de observación, con una duración promedio de poco más de tres segundos” argumenta el profesor de acuerdo al estudio.
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Una fuerza transformadora
La sonrisa no solo es reflejo de emociones positivas, también es un puente hacia los demás. Se ha descrito como un “borrador de pensamientos negativos”, capaz de suavizar tensiones, romper el hielo y generar simpatía. Incluso, frente a alguien que sonríe resulta más difícil sostener sentimientos de rudeza o egoísmo.
En palabras sencillas, “sonreír acerca, conecta y transforma. Por eso, este Día Mundial de la Sonrisa es un recordatorio para regalar más de este gesto cotidiano que ilumina los rostros, favorece las relaciones humanas y nos hace vivir mejor”, finaliza el docente.
